Capítulo 12345678910111213141516
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EN cuanto a la colecta para los santos, haced vosotros también de la manera que yo ordené en las iglesias de Galacia.
2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, atesorándolo, según Dios le hubiere prosperado; para que cuando yo viniere, no se hagan entonces las colectas.
3 Y cuando yo hubiere venido, los que aprobareis por cartas, a éstos enviaré que lleven vuestro beneficio a Jerusalem.
4 Y si fuere digno el negocio de que yo también vaya, irán conmigo.
5 Empero a vosotros vendré, cuando pasare por Macedonia; porque por Macedonia tengo de pasar.
6 Y podrá ser que me quedaré con vosotros, e invernaré también; para que vosotros me llevéis donde hubiere de ir.
7 Porque no quiero ahora veros de paso; mas espero estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permitiere.
8 Empero estaré en Éfeso hasta Pentecostés.
9 Porque se me ha abierto una puerta grande y eficaz; y muchos adversarios hay.
10 Y si viniere Timoteo, mirad que esté con vosotros sin temor; porque la obra del Señor hace, como yo también.
11 Por tanto nadie le tenga en poco; antes llevadle en paz, para que venga a mí; porque le espero con los hermanos.
12 Cuanto al hermano Apolos, mucho le he rogado que fuese a vosotros con los hermanos; mas en ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; mas irá cuando tuviere oportunidad.
13 Velad, estad firmes en la fe: portaos varonilmente, sed fuertes.
14 Todas vuestras cosas sean hechas con caridad.
15 Mas os ruego hermanos, (ya sabéis la casa de Estéfanas que es las primicias de Acaya, y que se han dedicado al ministerio de los santos,)
16 Que vosotros os sujetéis a los tales, y a todos los que nos ayudan, y trabajan.
17 De la venida de Estéfanas y de Fortunato, y de Acaico, me gozo; porque éstos suplieron lo que faltaba de vuestra parte.
18 Porque recrearon mi espíritu y el vuestro. Reconoced pues a los que son tales.
19 Las iglesias de Asia os saludan. Os saludan mucho en el Señor Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa.
20 Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con santo beso.
21 Salutación de mí, Pablo, con mi propia mano.
22 Si alguno no amare al Señor Jesu Cristo sea Anatema. Maranata.
23 La gracia del Señor Jesu Cristo sea con vosotros.
24 Mi amor sea con todos vosotros en Cristo Jesús. Amén.
La primera epístola a los Corintios fue enviada de Filipos con Estéfanas, y Fortunato, y Acaico, y Timoteo.
EMPERO os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, y en el cual estáis firmes;
2 Por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo yo recibí, que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras;
4 Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, según las Escrituras;
5 Y que fue visto por Cefas; y después por los doce:
6 Que después fue visto de más de quinientos hermanos a la vez: de los cuales los más viven aún, empero algunos han dormido.
7 Que después fue visto por Jacobo: después por todos los apóstoles.
8 Y al postrero de todos, fue visto por mí también, como por uno nacido fuera de debido tiempo.
9 Porque yo soy el menor de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguía a la iglesia de Dios.
10 Empero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo; antes he trabajado más abundantemente que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios que fue conmigo.
11 Por tanto, sea yo, o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.
12 Mas si se predica a Cristo, que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros, que no hay resurrección de los muertos?
13 Porque si no hay resurrección de los muertos, Cristo tampoco resucitó.
14 Y si Cristo no resucitó, luego vana es nuestra predicación, y vana es también vuestra fe.
15 Y también somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios, que él haya resucitado a Cristo: al cual no resucitó, si es así que los muertos no resucitan.
16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.
17 Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún os estáis en vuestros pecados.
18 Por consiguiente también los que durmieron en Cristo, son perecidos.
19 Si en esta vida solamente tenemos esperanza en Cristo, los más miserables somos de todos los hombres.
20 Mas ahora, Cristo ha resucitado de los muertos; y él es hecho primicias de los que durmieron.
21 Porque por cuanto la muerte vino por un hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos.
22 Porque a la manera que en Adam todos mueren, así también todos en Cristo serán vivificados.
23 Mas cada uno en su propio orden: Cristo las primicias; después los que son de Cristo en su venida.
24 Después viene el fin; cuando hubiere entregado el reino a Dios y Padre; cuando hubiere abatido todo imperio, y toda autoridad, y poder.
25 Porque es menester que él reine, hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.
26 Y el postrer enemigo que será destruido, es la muerte.
27 Porque todas las cosas sujetó debajo de sus pies. Mas cuando dice: Todas las cosas son sujetadas a él, claro es que está exceptuado el que sujetó a él todas las cosas.
28 Mas cuando todas las cosas le fueren sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
29 De otro modo, ¿qué harán, los que son bautizados por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, son bautizados por los muertos?
30 ¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora?
31 Yo protesto por vuestro gozo, el cual tengo en Cristo Jesús el Señor nuestro, cada día muero.
32 Si como hombre batallé en Éfeso contra las bestias, ¿qué me aprovecha si los muertos no resucitan? Comamos y bebamos, que mañana moriremos:
33 No os engañéis. Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
34 Despertad a la justicia, y no pequéis; porque algunos no tienen el conocimiento de Dios, para vergüenza vuestra lo digo.
35 Mas alguno dirá: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?
36 ¡Insensato! lo que tu siembras, no revive, si antes no muriere:
37 Y lo que siembras, no siembras el cuerpo que ha de ser, sino el grano desnudo, puede ser de trigo, o de alguno de los otros granos:
38 Mas Dios le da al cuerpo como él ha querido, y a cada simiente su propio cuerpo.
39 Toda carne no es la misma carne; mas una carne es la de los hombres, y otra carne es la de los animales, y otra la de los peces, y otra la de las aves.
40 Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrestres; mas la gloria de los celestiales es una, y la de los terrestres es otra.
41 Una es la gloria del sol, y otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas; porque una estrella se diferencia de otra estrella en gloria.
42 Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción; se levantará en incorrupción:
43 Se siembra en deshonra; se levantará en gloria: se siembra en flaqueza; resucitará en poder:
44 Se siembra cuerpo natural; resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo natural, y hay cuerpo espiritual.
45 Y así está escrito: fue hecho el primer hombre Adam en alma viviente; el postrer Adam en espíritu vivificante.
46 Mas lo que es espiritual no es primero, sino lo que es natural; y después lo que es espiritual.
47 El primer hombre es de la tierra, terreno: el segundo hombre es el Señor del cielo.
48 Cual el terreno, tales también los terrenos; y cual el celestial, tales también los celestiales.
49 Y así como hemos traído la imagen del terreno, traeremos también la imagen del celestial.
50 Esto empero digo, hermanos: Que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios: ni la corrupción hereda la incorrupción.
51 He aquí, un misterio os digo: Todos ciertamente no dormiremos; mas todos seremos cambiados.
52 En un momento, en un abrir de ojo, a la final trompeta; porque sonará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos cambiados.
53 Porque es menester que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad.
54 Y cuando esto corruptible fuere vestido de incorrupción, y esto mortal fuere vestido de inmortalidad, entonces será cumplida la palabra que está escrita: Tragada es la muerte en victoria.
55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria?
56 Empero el aguijón de la muerte es el pecado; y el poder del pecado, la ley.
57 Mas a Dios gracias, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesu Cristo.
58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano.
SEGUID la caridad: codiciad los dones espirituales; mas sobre todo que profeticéis.
2 Porque el que habla en una lengua desconocida, no habla a los hombres, sino a Dios; porque nadie le entiende, aunque en espíritu hable misterios.
3 Mas el que profetiza, habla a los hombres para edificación, y exhortación, y consolación.
4 El que habla una lengua desconocida, a sí mismo edifica; mas el que profetiza, edifica a la iglesia.
5 Así que querría que todos vosotros hablaseis lenguas, mas bien empero que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, si también no interpretare, para que la iglesia reciba edificación.
6 Ahora pues, hermanos, si yo viniere a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovecharé, si no os hablare, o por revelación, o por conocimiento, o por profecía, o por doctrina?
7 Y aun las cosas inanimadas que dan sonido, (sea flauta o arpa,) si no dieren distinción de sonidos, ¿cómo se sabrá lo que se tañe con la flauta o con el arpa?
8 Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se apercibirá a la batalla?
9 Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabras bien inteligibles, ¿cómo se entenderá lo que se dice? porque hablaréis al aire.
10 Hay, por ejemplo, tantos géneros de voces en el mundo; y ninguna de ellas es sin significado;
11 Mas si yo ignorare el significado de la voz, seré bárbaro para aquel que habla; y el que habla, será bárbaro para mí.
12 Así también vosotros: puesto que sois codiciosos de dones espirituales, procurad de sobresalir para la edificación de la iglesia.
13 Por lo cual el que habla en lengua desconocida, ore que interprete.
14 Porque si yo orare en lengua desconocida, mi espíritu ora; mas mi entendimiento es sin fruto.
15 ¿Qué hay pues? Oraré con el espíritu, y oraré también con el entendimiento: cantaré con el espíritu, y cantaré también con el entendimiento.
16 Porque cuando tú bendijeres con el espíritu, el que ocupa el lugar del ignorante, ¿cómo dirá, Amén, sobre tu acción de gracias? porque no sabe lo que dices.
17 Porque tú a la verdad bien das gracias; mas el otro no es edificado.
18 Doy gracias a mi Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros.
19 Empero en la iglesia quiero más bien hablar cinco palabras con mi entendimiento, para que enseñe también a los otros, que diez mil palabras en una lengua desconocida.
20 Hermanos, no seáis niños en el entendimiento; mas sed niños en la malicia, empero en el entendimiento sed hombres.
21 En la ley está escrito: Con otras lenguas, y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.
22 Así que las lenguas por señal son, no a los que creen, sino a los incrédulos; mas la profecía sirve, no para los que no creen, sino a los creyentes.
23 De manera que si toda la iglesia se juntare en un mismo lugar, y todos hablaren en lenguas, y entraren indoctos, o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?
24 Mas si todos profetizaren, y entrare algún incrédulo o indocto, de todos es convencido, de todos es juzgado:
25 Y así lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así postrándose sobre su rostro adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está en vosotros.
26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os juntáis, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación: Háganse todas las cosas para edificación.
27 Si hablare alguno en lengua desconocida, sea por dos, o a lo más por tres, y esto a su turno; y uno interprete.
28 Mas si no hubiere intérprete, calle en la iglesia; y hable a sí mismo, y a Dios.
29 Empero los profetas, hablen dos o tres; y los demás juzguen.
30 Y si a otro que estuviere sentado, fuere revelada alguna cosa, calle el primero.
31 Porque podéis todos profetizar uno por uno; para que todos aprendan, y todos sean consolados.
32 (Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas;)
33 Porque Dios no es autor de confusión, sino de paz, como en todas las iglesias de los santos.
34 Vuestras mujeres callen en las iglesias; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas como también lo dice la ley.
35 Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa a sus propios maridos; porque deshonesta cosa es hablar las mujeres en la iglesia.
36 ¡Qué! ¿Ha salido de vosotros la palabra de Dios? ¿o a vosotros solos ha llegado?
37 Si alguno, a su parecer, es profeta, o espiritual, reconozca que las cosas que yo os escribo son mandamientos del Señor.
38 Mas si alguno es ignorante, sea ignorante.
39 Así que, hermanos, codiciad el profetizar; y no impidáis el hablar en lenguas.
40 Háganse todas las cosas decentemente, y con orden.
SI yo hablase en lenguas de hombres y de ángeles, y no tuviese caridad, soy hecho como latón que resuena, o címbalo que retiñe.
2 Y si tuviere el don de profecía, y entendiese todos los misterios, y todo conocimiento; y si tuviese toda la fe, de manera que pudiese traspasar las montañas, y no tuviera caridad, nada soy.
3 Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer a pobres; y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tuviere caridad, de nada me aprovecha.
4 La caridad es sufrida, es benigna: la caridad no tiene envidia: la caridad no es jactanciosa, no es hinchada,
5 No se comporta indecorosamente, no busca lo que es suyo, no se provoca fácilmente, no piensa mal,
6 No se regocija en la injusticia, mas gózase en la verdad:
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 La caridad nunca se acaba: aunque las profecías se han de acabar, y cesar las lenguas, y desaparecer el conocimiento.
9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos.
10 Mas cuando venga lo que es lo perfecto, entonces lo que es en parte será abolido.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; mas cuando ya fui hombre hecho, puse a un lado las cosas de niño.
12 Porque ahora vemos por espejo oscuramente; mas entonces, cara a cara. Ahora conozco en parte; mas entonces conoceré como soy conocido.
13 Y ahora permanece la fe, la esperanza, y la caridad, estas tres; empero la mayor de ellas es la caridad.
SED seguidores de mí, como yo también lo soy de Cristo.
2 Aláboos pues, hermanos, que en todo os acordáis de mí; y retenéis las ordenanzas, de la manera que os las entregué.
3 Mas quiero que sepáis, que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer; y Dios, la cabeza de Cristo.
4 Todo varón que ora, o profetiza cubierta la cabeza, afrenta su cabeza.
5 Mas toda mujer que ora, o profetiza no cubierta su cabeza, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se rayese.
6 Porque si la mujer no se cubre, trasquílese también; y si es vergüenza para la mujer trasquilarse o raparse, cúbrase.
7 Porque el varón no ha de cubrir la cabeza; porque él es imagen y gloria de Dios; mas la mujer es gloria del varón.
8 Porque el varón no es de la mujer, sino la mujer del varón.
9 Porque tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.
10 Por lo cual la mujer debe tener la señal de potestad sobre su cabeza por causa de los ángeles.
11 Mas ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón, en el Señor.
12 Porque como la mujer es del varón, así también el varón es por la mujer; empero todas las cosas de Dios.
13 Juzgad en vosotros mismos: ¿es honesto orar la mujer a Dios no cubierta?
14 ¿No os enseña aun la misma naturaleza que le es vergonzoso al hombre el tener largo el cabello?
15 Por el contrario a la mujer criar el cabello le es una gloria; porque en lugar de velo le es dado el cabello.
16 Con todo esto si alguno parece ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.
17 Esto empero os denuncio, que no os alabo, que no por mejor, sino por peor os juntáis.
18 Porque lo primero, cuando os juntáis en la iglesia, oigo que hay entre vosotros disensiones, y en parte lo creo.
19 Porque es menester que también haya entre vosotros herejías, para que los que son probados se manifiesten entre vosotros.
20 De manera que cuando os juntáis en uno, esto no es comer la cena del Señor:
21 Porque cada uno se anticipa al otro para comer su propia cena; y el uno tiene hambre, y el otro está embriagado.
22 ¡Qué! ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré en esto? No os alabo.
23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he entregado: Que el Señor Jesús la misma noche que fue entregado, tomó pan:
24 Y habiendo dado gracias lo partió, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí.
25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo testamento en mi sangre: haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
26 Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga.
27 De manera que cualquiera que comiere este pan, o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
28 Por tanto examínese cada uno a sí mismo, y así coma de aquel pan, y beba de aquella copa.
29 Porque el que come y bebe indignamente, condenación come y bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor.
30 Por lo cual hay muchos debilitados y enfermos entre vosotros, y muchos duermen.
31 Que si nos juzgásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados.
32 Mas siendo juzgados, somos castigados del Señor, para que no seamos condenados con el mundo.
33 Así que, hermanos míos, cuando os juntáis a comer, esperaos unos a otros.
34 Y si alguno tuviere hambre, coma en su casa; porque no os juntéis para condenación. Las demás cosas las pondré en orden cuando viniere.
Y EN cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que seáis ignorantes.
2 Sabéis que erais Gentiles, yendo, como erais llevados, a los ídolos mudos.
3 Por tanto os hago saber, que nadie que hable por el Espíritu de Dios, llama anatema a Jesús, y que nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
4 Empero hay diferencias de dones; mas el mismo Espíritu.
5 Y hay diferencias de ministerios; mas el mismo Señor.
6 Y hay diferencias de operaciones; mas el mismo Dios es, el que obra todas las cosas en todos.
7 Empero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría: al otro, palabra de conocimiento segun el mismo Espíritu:
9 A otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu:
10 A otro, operaciones de milagros; y a otro, profecía; y a otro, discernimiento de espíritus; y a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.
11 Mas todas estas cosas obra uno y el mismo Espíritu, repartiendo particularmente a cada uno como él quiere.
12 Porque de la manera que es uno el cuerpo, y tiene muchos miembros, empero todos los miembros de este un cuerpo, siendo muchos, son un mismo cuerpo, así también es Cristo.
13 Porque por un Espíritu somos todos bautizados en un cuerpo, ora Judíos o Gentiles, ora siervos o libres; y a todos se nos ha hecho beber en un Espíritu.
14 Porque tampoco el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
15 Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo: ¿por eso no será del cuerpo?
16 Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo: ¿por eso no será del cuerpo?
17 Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?
18 Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos por si en el cuerpo, como él quiso.
19 Que si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estuviera el cuerpo?
20 Mas ahora muchos miembros son, a la verdad, empero un cuerpo.
21 No puede el ojo decir a la mano: No te he menester: ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.
22 Antes, los miembros del cuerpo que parecen más flacos, son mucho más necesarios;
23 Y los miembros del cuerpo que estimamos menos dignos, a éstos ceñimos más honrosamente; y los que en nosotros son menos decentes, tienen más decoro.
24 Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad de nada; mas Dios templó a una el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba;
25 Para que no haya disensión en el cuerpo, sino que los miembros tengan el mismo cuidado los unos por los otros.
26 De tal manera que si el un miembro padece, todos los miembros a una se duelen: o si el un miembro es honrado, todos los miembros a una se regocijan.
27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros en particular.
28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, segundo profetas, tercero maestros, después milagros, después dones de sanidades, auxilios, gobernaciones, géneros de lenguas.
29 ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿son todos maestros? ¿son todos hacedores de milagros?
30 ¿Tienen todos dones de sanidades? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?
31 Empero desead con vehemencia los mejores dones; y aun yo enseño un camino más excelente.
MAS no quiero, hermanos, que ignoréis, que nuestros padres todos estuvieron debajo de la nube, y todos pasaron por el mar;
2 Y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar;
3 Y todos comieron la misma vianda espiritual;
4 Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la Roca espiritual que los seguía, la cual Roca era Cristo:
5 Mas de muchos de ellos no se agradó Dios; porque fueron derribados en el desierto.
6 Empero estas cosas fueron ejemplos para nosotros; a fin de que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron:
7 Ni seáis idólatras como algunos de ellos, como está escrito: Sentóse el pueblo a comer y a beber, y se levantaron a jugar:
8 Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veinte y tres mil:
9 Ni tentemos a Cristo, como algunos de ellos le tentaron, y fueron destruidos por las serpientes.
10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y fueron destruidos por el destruidor.
11 Mas todas estas cosas les acontecieron como ejemplos, y son escritas para nuestra amonestación, sobre quien los fines del mundo son venidos.
12 Así que el que se piensa estar firme, mire que no caiga.
13 No os ha tomado alguna tentación, fuera de las que son comunes a los hombres; mas fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis; antes dará también salida con la tentación, para que la podáis llevar.
14 Por lo cual, amados míos, huid de la idolatría.
15 Como a sabios hablo, juzgad vosotros lo que digo.
16 La copa de bendición la cual bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? el pan que rompemos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?
17 Porque siendo muchos, somos un solo pan, y un solo cuerpo; porque todos participamos de aquel mismo pan.
18 Mirad a Israel según la carne, los que comen los sacrificios, ¿no son participantes del altar?
19 ¿Pues qué digo? ¿Qué el ídolo es algo? ¿o qué lo que es sacrificado a los ídolos es algo?
20 Antes, digo que las cosas que los Gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quisiera que vosotros tuvieseis comunión con los demonios.
21 No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios: no podéis ser partícipes de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.
22 ¿Provocamos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él?
23 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas las cosas convienen: todas las cosas me son lícitas, mas no todas las cosas edifican.
24 Ninguno busque lo suyo propio; mas cada uno lo del otro.
25 De todo lo que se vende en la carnicería, comed sin preguntar nada por causa de la conciencia.
26 Porque del Señor es la tierra, y la plenitud de ella.
27 Si alguno de los que no creen os convida, y queréis ir, de todo lo que se os pone delante, comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia.
28 Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos: no lo comáis por causa de aquel que os lo declaró, y por causa de la conciencia; porque del Señor es la tierra, y la plenitud de ella.
29 Conciencia digo, no la tuya, sino la del otro. ¿Pues por qué ha de ser juzgada mi libertad por conciencia del otro?
30 Pero si yo por gracia soy partícipe, ¿por qué soy blasfemado por lo que hago gracias?
31 Si pues coméis, o si bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo a gloria de Dios.
32 No deis ofensa a los Judíos, ni a los Gentiles, ni a la iglesia de Dios:
33 Como también yo en todas las cosas agrado a todos: no buscando mi propio provecho, sino el de muchos, para que ellos sean salvos.
¿NO soy yo apóstol? ¿no soy
libre? ¿no he visto a Jesu Cristo el Señor nuestro? ¿no sois vosotros mi obra en el Señor?
2 Si para los otros no soy apóstol, a lo menos para vosotros ciertamente lo soy; porque el sello de mi apostolado vosotros sois en el Señor.
3 Mi respuesta para con los que me examinan, es esta:
4 ¿No tenemos potestad de comer y de beber?
5 ¿No tenemos potestad de llevar con nosotros aquí y allá una hermana, una esposa, como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?
6 ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos potestad de no trabajar?
7 ¿Quién jamás salió a la guerra a sus propias expensas? ¿Quién planta viña, y no come de su fruto? ¿o quién apacienta el rebaño, y no come de la leche del rebaño?
8 ¿Digo yo esto como hombre? ¿No dice lo mismo también la ley?
9 Porque en la ley de Moisés está escrito: No embozalarás la boca al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes?
10 ¿O dícelo particularmente por causa de nosotros? Por causa de nosotros sin duda está escrito: que con esperanza debe arar el que ara; y el que trilla, con esperanza de participar de su esperanza.
11 Si nosotros os sembramos las cosas espirituales, ¿será gran cosa si segáremos vuestras cosas carnales?
12 Si otros son partícipes de esta potestad sobre vosotros, ¿por qué no más bien nosotros? Mas no hemos usado de esta potestad, antes lo sufrimos todo por no dar algún impedimento al evangelio de Cristo.
13 ¿No sabéis que los que ministran en las cosas santas, comen de las cosas del templo? ¿y los que sirven al altar, con el altar participan?
14 Así también ha ordenado el Señor a los que predican el evangelio, que vivan del evangelio.
15 Pero yo de ninguna de estas cosas he usado; ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque es mejor para mí morir, antes que nadie haga vana mi gloria.
16 Porque aunque predique el evangelio no tengo por qué gloriarme; porque me está impuesta necesidad; y ¡ay de mí, si no predicare el evangelio!
17 Por lo cual si hago esto de voluntad, galardón tendré; mas si por fuerza, la dispensación del evangelio me es encargada.
18 ¿Qué, pues, es mi galardón? Cierto, que predicando el evangelio, ponga el evangelio de Cristo de balde, por no usar mal de mi potestad en el evangelio.
19 Por lo cual siendo libre para con todos, me he hecho siervo de todos, para ganar a más.
20 Me he hecho para los Judíos como Judío, para ganar a los Judíos; para los que están sujetos a la ley, como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley.
21 Para los que están sin ley, como sin ley, (no estando yo sin ley a Dios, mas bajo la ley a Cristo,) por ganar a los que estaban sin ley.
22 Me he hecho para los débiles como débil, para ganar a los débiles. Me he hecho todo para todos, para que de todo punto salve a algunos.
23 Y esto hago por causa del evangelio, para ser hecho con vosotros partícipe de él.
24 ¿No sabéis que los que corren en la carrera, todos corren, mas uno sólo lleva el premio? Corred pues de tal manera que lo alcancéis.
25 Y todo aquel que se ejercita en la lucha, es sobrio en todo; y aquellos lo hacen para recibir una corona corruptible; mas nosotros, incorruptible.
26 Así que yo de esta manera corro, no como a cosa incierta: de esta manera peleo, no como quien hiere al aire:
27 Antes hiero mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre; para que predicando a los otros, no sea yo mismo reprobado.
EMPERO en cuanto a lo que a los ídolos es sacrificado, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento hincha, mas la caridad edifica.
2 Y si alguno se piensa que sabe algo, aún no sabe cosa alguna como le conviene saber.
3 Mas el que ama a Dios, el tal es conocido de él.
4 Así que de las viandas que son sacrificadas a los ídolos, sabemos que el ídolo nada es en el mundo, y que no hay otro Dios, sino sólo uno.
5 Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, o en el cielo, o en la tierra, (como hay muchos dioses, y muchos señores,)
6 Para nosotros empero hay un sólo Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en él; y un Señor, Jesu Cristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por él.
7 Mas no en todos hay este conocimiento; porque algunos con conciencia del ídolo hasta ahora, lo comen como sacrificado a ídolos; y su conciencia, siendo débil, es contaminada.
8 Empero la vianda no nos hace más aceptos a Dios; porque ni que comamos, seremos más ricos: ni que no comamos, seremos más pobres.
9 Mas mirad que esta vuestra libertad no sea de algún modo tropezadero para los que son débiles.
10 Porque si te ve alguno, a ti que tienes conocimiento, estar sentado a la mesa en el templo de los ídolos, ¿la conciencia de aquel que es débil, no será edificada para comer de lo sacrificado a los ídolos?
11 ¿Y por tu conocimiento se perecerá el hermano débil, por el cual Cristo murió?
12 De esta manera, pues, pecando contra los hermanos, e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.
13 Por lo cual si la comida es para mi hermano ocasión de escándalo, no comeré carne jamás por no hacer caer a mi hermano.
EN cuanto a las cosas de que me escribisteis: bueno es al hombre no tocar mujer.
2 Mas por evitar la fornicación, cada varón tenga su propia esposa, y cada mujer tenga su propio marido.
3 El marido pague a la esposa la debida benevolencia; y asimismo la esposa al marido.
4 La esposa no tiene potestad de su propio cuerpo, sino el marido; y también semejantemente el marido no tiene potestad de su propio cuerpo, sino la esposa.
5 No os defraudéis el uno al otro, sino fuere algo por tiempo, de consentimiento de ambos, por ocuparos en ayuno y en oración; y volved a juntaros en uno, porque no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
6 Mas esto digo por permisión, no por mandamiento.
7 Porque querría que todos los hombres fuesen como yo; empero cada uno tiene su propio don de Dios: uno de una manera y otro de otra.
8 Digo, pues, a los no casados y a las viudas, que bueno les es si se quedaren como yo.
9 Empero si no se pueden contener, cásense; que mejor es casarse, que quemarse.
10 Mas a los casados mando, no yo, sino el Señor: Que la esposa no se aparte del marido.
11 Y si se apartare, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no despida a su esposa.
12 Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene esposa incrédula, y ella consiente para morar con él, no la despida.
13 Y la mujer que tiene marido incrédulo, y él consiente para morar con ella, no le deje.
14 Porque el marido incrédulo es santificado por la esposa; y la esposa incrédula es santificada por el marido; de otra manera vuestros hijos serían inmundos, empero ahora son santos.
15 Mas si el incrédulo se aparta, apártese; que el hermano, o la hermana, no está sujeto a servidumbre en semejantes casos: antes a paz nos llamó Dios.
16 Porque ¿de dónde sabes, oh esposa, si quizá salvarás a tu marido? ¿o de dónde sabes, oh marido, si quizá salvarás a tu esposa?
17 Empero como Dios ha repartido a cada uno, como el Señor ha llamado a cada uno, así ande: y así yo ordeno en todas las iglesias.
18 ¿Es llamado alguno siendo circuncidado? no se haga incircunciso: ¿es llamado alguno en incircuncisión? no se circuncide.
19 La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino la observancia de los mandamientos de Dios.
20 Cada uno en la vocación en que fue llamado en ella se quede.
21 ¿Eres llamado siendo siervo? no se te dé nada; mas también si puedes hacerte libre, procúralo más.
22 Porque el que en el Señor es llamado siendo siervo, liberto es del Señor: asimismo también el que es llamado siendo libre, siervo es de Cristo.
23 Por precio sois comprados, no os hagáis siervos de los hombres.
24 Cada uno, hermanos, en lo que es llamado en esto permanezca con Dios.
25 Empero de las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.
26 Tengo, pues, esto por bueno a causa de la aflicción actual; digo, que bueno es al hombre estarse así.
27 ¿Estás atado a esposa? no procures soltarte. ¿Estás suelto de esposa? no busques esposa.
28 Mas también si te casares, no pecaste; y si la virgen se casare, no pecó; pero aflicción en la carne tendrán los tales; mas yo os perdono.
29 Esto empero digo, hermanos, que el tiempo es corto: lo que resta es, que los que tienen esposas sean como si no las tuviesen;
30 Y los que lloran, como si no llorasen; y los que se regocijan, como si no se regocijasen; y los que compran, como si no poseyesen;
31 Y los que usan de este mundo, como no abusando de él; porque la apariencia de este mundo se pasa.
32 Mas querría que estuvieseis sin congoja. El que no es casado tiene cuidado de las cosas que pertenecen al Señor, cómo ha de agradar al Señor.
33 Empero el casado tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su esposa.
34 Diferencia hay también entre la mujer casada y la virgen. La mujer no casada, tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; mas la casada, tiene cuidado de las cosas del mundo, cómo ha de agradar a su marido.
35 Esto empero digo para vuestro propio provecho: no para echaros un lazo, sino para lo que es decente, y para que podáis atender a las cosas del Señor sin distracción.
36 Mas si a alguno le parece que se conduce indecorosamente para con su virgen, si la pasa la flor de su edad, y que así conviene que se haga, haga lo que él quiera; no peca, que se casen.
37 Empero el que está firme en su corazón, y no tiene necesidad, mas tiene potestad sobre su propia voluntad, y determinó en su corazón esto, de guardar su virgen, hace bien.
38 Así que el que da su virgen en casamiento, hace bien; mas el que no la da, hace mejor.
39 La mujer casada está atada por la ley, mientras vive su marido; mas si su marido muriere, libre es para ser casada con quien quisiere; solamente en el Señor.
40 Empero más feliz es, según mi parecer, si se queda así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.
¿OSA alguno de vosotros, teniendo pleito contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos?
2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar en cosas muy pequeñas?
3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar los ángeles? ¿cuánto más las cosas que pertenecen a esta vida?
4 Por tanto si hubiereis de tener juicios de cosas de esta vida, poned para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia.
5 Para vuestra vergüenza lo digo. ¿Será así, que no hay entre vosotros algún sabio, ni uno, que pueda juzgar entre sus hermanos;
6 Sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto delante de los incrédulos?
7 Luego de todas maneras hay culpa entre vosotros, porque tenéis pleitos los unos con los otros. ¿Por qué no sufrís antes el agravio? ¿por qué no aguantáis antes ser defraudados?
8 Mas vosotros hacéis la injuria, y defraudáis; y esto a vuestros hermanos.
9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis, ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas,
10 Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios.
11 Y esto erais algunos de vosotros; mas sois lavados, mas sois santificados, mas sois justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
12 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas las cosas me convienen: todas las cosas me son lícitas, mas yo no me meteré debajo de potestad de ninguna.
13 Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; empero y a él y a ellas destruirá Dios. Mas el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor para el cuerpo.
14 Empero Dios resucitó al Señor, y también a nosotros nos resucitará con su propio poder.
15 ¿No sabéis, que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaré pues los miembros de Cristo, y los haré miembros de una ramera? ¡No lo permita Dios!
16 ¿O no sabéis que el que se junta con una ramera, es hecho con ella un cuerpo? porque serán, dice, los dos en una carne.
17 Empero el que se junta con el Señor, un espíritu es.
18 Huid de la fornicación: cualquier pecado que el hombre hiciere, fuera del cuerpo es; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
19 ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
20 Porque comprados sois por precio: glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
SE oye por todas partes que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los Gentiles, tanto que alguno tenga la esposa de su padre.
2 Y vosotros estáis hinchados, y no tuvisteis antes luto, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que hizo tal obra.
3 Porque yo ciertamente como ausente en cuerpo, mas presente en espíritu, ya he juzgado como presente a aquel, que esto así ha cometido:
4 En el nombre de nuestro Señor Jesu Cristo, congregados vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesu Cristo,
5 El tal sea entregado a Satanás para la destrucción de la carne, para que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
6 No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que con un poco de levadura toda la masa se leuda?
7 Limpiad pues la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois sin levadura; porque Cristo nuestra pascua es sacrificado por nosotros.
8 Así que hagamos la fiesta no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia y de maldad, sino en panes sin levadura de sinceridad y de verdad.
9 Os he escrito en una carta, que no os acompañéis con los fornicarios:
10 Mas no del todo con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o idólatras; de otra suerte os sería menester salir del mundo.
11 Mas ahora os he escrito, que no os acompañéis, si alguno llamándose hermano fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón, con el tal ni aun comáis.
12 Porque ¿qué me va a mí en juzgar también de los que están fuera? ¿no juzgáis vosotros de los que están dentro?
13 Mas de los que están fuera, Dios juzga. Quitad pues de entre vosotros al malvado.
ASÍ nos tenga el hombre, como a ministros de Cristo, y mayordomos de los misterios de Dios.
2 Empero se requiere en los mayordomos, que el hombre sea hallado fiel.
3 Yo en muy poco tengo el ser juzgado de vosotros, o de juicio humano; antes ni aun yo a mí mismo me juzgo.
4 Porque de nada tengo mala conciencia, empero no por eso soy justificado; mas el que me juzga es el Señor.
5 Así que no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual también sacará a luz las cosas encubiertas de las tinieblas, y manifestará los consejos de los corazones; y entonces cada cual tendrá de Dios la alabanza.
6 Y estas cosas, hermanos, he pasado por ejemplo a mí y a Apolos por amor de vosotros; para que en nosotros aprendáis a no pensar mas de lo que está escrito, hinchándoos por causa de otro el uno contra el otro.
7 Porque ¿quién hace que te diferencies de otro? ¿o qué tienes que no hayas recibido? y si también tú lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido?
8 Ya estáis hartos, ya estáis ricos; sin nosotros habéis reinado como reyes; y quiera Dios reináseis, para que nosotros reinásemos también con vosotros.
9 Porque a lo que pienso, Dios nos ha puesto a nosotros, los apóstoles, por los postreros, como a sentenciados a muerte; porque somos hechos espectáculo al mundo, y a los ángeles, y a los hombres.
10 Nosotros somos necios por amor de Cristo, mas vosotros sois sabios en Cristo; nosotros débiles, y vosotros fuertes; vosotros nobles, y nosotros viles.
11 Hasta esta hora hambreamos, y tenemos sed, y estamos desnudos, y somos abofeteados, y andamos sin morada fija,
12 Y trabajamos, obrando con nuestras propias manos: siendo maldecidos, bendecimos: padeciendo persecución, la sufrimos:
13 Siendo difamados, rogamos: somos hechos como la basura del mundo, como las inmundicias de todas las cosas, hasta ahora.
14 No escribo esto para avergonzaros; mas os amonesto como a mis hijos amados.
15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, sin embargo no tendréis muchos padres; porque en Cristo Jesús yo os engendré por el evangelio.
16 Por tanto os ruego que seáis seguidores de mí.
17 Por lo cual os envié a Timoteo, que es mi hijo amado, y fiel en el Señor, el cual os recordará de mis caminos, los cuales son en Cristo, como yo enseño en todas partes, en todas las iglesias.
18 Mas como si nunca hubiese yo de venir a vosotros, así están hinchados algunos.
19 Empero vendré pronto a vosotros, si el Señor quisiere; y conoceré, no las palabras de éstos que así están hinchados, sino en poder.
20 Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.
21 ¿Qué queréis? ¿He de venir a vosotros con vara, o en amor, y en espíritu de mansedumbre?
Y YO hermanos, no pude hablaros como a espirituales; sino como a carnales, como a niños en Cristo:
2 Os di a beber leche y no vianda, porque aún no podíais ni aún podéis ahora;
3 Porque aún sois carnales; porque mientras que hay entre vosotros envidias y contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?
4 Porque diciendo el uno: Yo cierto soy de Pablo; y el otro: Yo de Apolos, ¿no sois carnales?
5 ¿Quién pues es Pablo, y quién es Apolos, sino ministros por los cuales habéis creído; y cada uno conforme a lo que el Señor le dio?
6 Yo planté, Apolos regó; mas Dios ha dado el crecimiento.
7 Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que da el crecimiento.
8 Empero el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su propio galardón conforme a su propia labor.
9 Porque nosotros colaboradores somos con Dios: vosotros labranza de Dios sois, edificio de Dios sois.
10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como sabio maestro de obra, puse el fundamento; mas otro edifica sobre él: empero cada uno vea como edifica sobre él.
11 Porque nadie puede poner otro fundamento del que está puesto, el cual es Jesu Cristo.
12 Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca:
13 La obra de cada uno será hecha manifiesta; porque el día la declarará; porque por el fuego será revelada, y la obra de cada uno cual sea, el fuego hará la prueba.
14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá galardón.
15 Mas si la obra de alguno fuere quemada, sufrirá pérdida: él empero será salvo, mas así como por fuego.
16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
17 Si alguno violare el templo de Dios, Dios destruirá al tal; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
18 Nadie se engañe a sí mismo: si alguno de vosotros parece ser sabio en este mundo, hágase necio para ser sabio.
19 Porque la sabiduría de este mundo, insensatez es para con Dios; porque escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos.
20 Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos.
21 Así que ninguno se gloríe en los hombres; porque vuestras son todas las cosas,
22 Sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo porvenir, todo es vuestro;
23 Y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
Y YO, hermanos, cuando vine a vosotros, no vine con excelencia de palabra o de sabiduría, para anunciaros el testimonio de Dios.
2 Porque había determinado no saber cosa alguna entre vosotros, sino a Jesu Cristo, y a éste crucificado.
3 Y estuve yo con vosotros en debilidad, y en temor, y mucho temblor;
4 Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y con poder;
5 Para que vuestra fe no sea en la sabiduría de hombres, mas en el poder de Dios.
6 Empero hablamos sabiduría entre los perfectos; y sabiduría, no de este mundo, ni de los príncipes de este mundo, que vienen a nada;
7 Mas hablamos la sabiduría de Dios en misterio, la que está encubierta, la que Dios ordenó antes del mundo para nuestra gloria,
8 La que ninguno de los príncipes de este mundo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria;
9 Antes, como está escrito: Ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado en el corazón del hombre las cosas que Dios ha preparado para los que le aman.
10 Empero Dios nos las reveló a nosotros por su Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios.
11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas que son del hombre, sino el espíritu del mismo hombre que está en él? así tampoco nadie conoció las cosas que son de Dios, sino el Espíritu de Dios.
12 Y nosotros hemos recibido no el espíritu del mundo, sino el espíritu que es de Dios; para que conozcamos lo que Dios gratuitamente nos ha dado.
13 Lo cual también hablamos no con palabras que enseña la humana sabiduría, sino en las que enseña el Espíritu Santo, comparando lo espiritual con lo espiritual.
14 Mas el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios; porque le son locura; ni las puede conocer, porque son espiritualmente examinadas.
15 Empero el espiritual juzga todas las cosas; mas él de nadie es juzgado.
16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor, para que le instruyese? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
PABLO, llamado a ser apóstol de Jesu Cristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes,
2 A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que en todo lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesu Cristo, así de ellos como el nuestro:
3 Gracia a vosotros, y paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesu Cristo.
4 Doy gracias a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os es dada en Jesu Cristo;
5 Que en todas las cosas sois enriquecidos en él, en toda palabra y en todo conocimiento;
6 Según que el testimonio de Cristo ha sido confirmado en vosotros:
7 De tal manera que nada os falte en ningún don, esperando la revelación de nuestro Señor Jesu Cristo;
8 El cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis inculpables en el día de nuestro Señor Jesu Cristo.
9 Fiel es Dios por el cual fuisteis llamados a la comunión de su Hijo Jesu Cristo el Señor nuestro.
10 Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesu Cristo, que habléis todos una misma cosa; y que no haya entre vosotros disensiones; antes seáis perfectamente unidos en una misma mente, y en un mismo parecer.
11 Porque me ha sido declarado de vosotros, hermanos míos, por los que son de la casa de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.
12 Pero digo esto, que cada uno de vosotros dice: Yo cierto soy de Pablo; mas yo de Apolos; mas yo de Cefas; mas yo de Cristo.
13 ¿Es dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿o habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?
14 Doy gracias a mi Dios, que a ninguno de vosotros he bautizado, mas que a Crispo y a Gayo;
15 Para que ninguno diga que yo le bauticé en mi nombre.
16 Y también bauticé la casa de Estéfanas; mas no sé si haya bautizado a algún otro.
17 Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio: no en sabiduría de palabras, porque no sea hecha vana la cruz de Cristo.
18 Porque la predicación de la cruz, locura es, a la verdad, para los que perecen; mas para nosotros, que somos salvos, es poder de Dios.
19 Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y el entendimiento de los entendidos haré venir a la nada.
20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde está el disputador de este mundo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría de este mundo?
21 Porque por no haber el mundo conocido en la sabiduría de Dios a Dios por sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.
22 Porque los Judíos piden señal, y los Griegos buscan sabiduría;
23 Mas nosotros predicamos a Cristo crucificado, que es a los Judíos ciertamente tropezadero, y a los Griegos locura:
24 Empero a los llamados, así Judíos como Griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.
25 Porque la locura de Dios es más sabia que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
26 Porque mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles:
27 Antes las cosas necias del mundo escogió Dios para confundir a los sabios; y las cosas débiles del mundo escogió Dios para confundir a las que son fuertes;
28 Y las cosas viles del mundo, y las menospreciadas escogió Dios; y las que no son, para deshacer las que son:
29 Para que ninguna carne se jacte en su presencia.
30 De él empero sois vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, y justicia, y santificación, y redención;
31 Para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.