REQUIERO yo, pues delante de Dios, y del Señor Jesu Cristo, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos en su manifestación, y en su reino;
2 Predica la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, antes teniendo comezón de oído, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias.
4 Y así apartarán de la verdad el oído, y se volverán a las fábulas.
5 Tú por tanto vela en todo, sufre aflicciones, haz obra de evangelista, cumple bien tu ministerio:
6 Porque yo ya estoy para ser ofrecido, y el tiempo de mi partida está cercano.
7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, el juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
9 Procura venir pronto a mí.
10 Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo presente, y se ha ido a Tesalónica; Crescente a Galacia; Tito a Dalmacia.
11 Lucas solo está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo; porque me es útil para el ministerio.
12 A Tíquico envié a Éfeso.
13 La capa que dejé en Troas con Carpo, tráela contigo cuando vinieres, y los libros mayormente los pergaminos.
14 Alejandro el calderero me ha hecho muchos males: el Señor le pague conforme a sus obras:
15 Del cual tú también guárdate: que en grande manera ha resistido a nuestras palabras.
16 En mi primera defensa ninguno estuvo conmigo; antes me desampararon todos: no les sea imputado.
17 Mas el Señor estuvo a mi lado, y me esforzó para que por mí fuese cumplida la predicación, y todos los Gentiles la oyesen; y fui librado de la boca del león.
18 Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial: al cual sea gloria por siempre jamás. Amén.
19 Saluda a Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo.
20 Erasto se quedó en Corinto; y a Trófimo le dejé en Mileto enfermo.
21 Apresúrate a venir antes del invierno. Eubulo te saluda, y Prudente, y Lino, y Claudia y todos los hermanos.
22 El Señor Jesu Cristo sea con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén.
La segunda epístola a Timoteo,
ordenado el primer obispo de la iglesia de los Efesios, fue escrita de Roma cuando Pablo fue presentado la segunda vez a César Nerón.
ESTO también sepas, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, sin santidad,
3 Sin afecto natural, implacables, calumniadores, incontinentes, crueles, aborrecedores de los que son buenos,
4 Traidores, temerarios, hinchados, amadores de deleites más que amadores de Dios;
5 Teniendo la apariencia de piedad, mas negando el poder de ella; a los tales también evita.
6 Porque de éstos son los que se entran por las casas, y llevan cautivas a mujercillas, cargadas de pecados, llevadas de diversas concupiscencias;
7 Siempre aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.
8 Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad: hombres corrompidos de mente, reprobados en cuanto a la fe:
9 Mas no irán muy adelante; porque su locura será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.
10 Tú empero has conocido plenamente la doctrina mía, la manera de vivir, el propósito, la fe, la longanimidad, la caridad, la paciencia,
11 Las persecuciones, las aflicciones, las cuales me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra: cuales persecuciones he sufrido; mas de todas ellas me ha librado el Señor.
12 Y aun todos los que vivieren piadosamente en Cristo Jesús, padecerán persecución.
13 Mas los malos hombres, y los engañadores, irán de mal en peor, engañando, y siendo engañados.
14 Así que persiste tú en lo que has aprendido, y has sido persuadido, sabiendo de quién has aprendido;
15 Y que desde la niñez has sabido las sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.
16 Toda Escritura es dada por inspiración de Dios, y es útil para doctrina, para redargüir, para corregir, para instrucción en justicia,
17 Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente aparejado para toda buena obra.
TÚ, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.
2 Y lo que has oído de mí entre muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que serán idóneos para enseñar también a otros.
3 Tú, pues, sufre aflicciones como buen soldado de Jesu Cristo.
4 Ninguno que milita, se embaraza en los negocios de esta vida por agradar a aquel que le escogió por soldado.
5 Y aun también el que lidia, no es coronado si no hubiere lidiado legítimamente.
6 El labrador que trabaja, debe ser el primer partícipe de los frutos.
7 Considera lo que digo: y el Señor te dé entendimiento en todo.
8 Acuérdate que Jesu Cristo, de la simiente de David, resucitó de los muertos conforme a mi evangelio:
9 Por el cual sufro aflicciones como malhechor, hasta prisiones; mas la palabra de Dios no está presa.
10 Por tanto sufro todas las cosas por amor de los escogidos, para que ellos también consigan la salvación que es en Cristo Jesús, con gloria eterna.
11 Palabra fiel: Que si somos muertos con él, también viviremos con él:
12 Si sufrimos, también reinaremos con él: si lo negamos, él también nos negará:
13 Si no creemos, él empero permanece fiel: no puede negarse a sí mismo.
14 Recuérdales estas cosas, protestando delante del Señor, que no tengan contiendas en palabras, que para nada aprovechan, sino para trastornar a los oyentes.
15 Estudia con diligencia presentarte aprobado a Dios, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad.
16 Mas evita profanas y vanas parlerías, porque ellas crecerán para mayor impiedad.
17 Y la palabra de ellos corroerá como gangrena; de los cuales es Himeneo, y Fileto,
18 Que se han descaminado de la verdad, diciendo que la resurrección ya ha pasado, y trastornan la fe de algunos.
19 Empero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: El Señor conoce a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que nombra el nombre de Cristo.
20 Empero en una casa grande, no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y asimismo unos para honra, y otros para deshonra.
21 Así que, si alguno se purificare a sí mismo de estas cosas, será vaso para honra, santificado y útil para los usos del Señor, y aparejado para toda buena obra.
22 También, huye de las concupiscencias juveniles; mas sigue la justicia, la fe, la caridad, la paz, con los que invocan al Señor de puro corazón.
23 Empero las cuestiones necias e insensatas desecha, sabiendo que engendran contiendas.
24 Y el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino benigno para con todos, apto para enseñar, sufrido;
25 Que con mansedumbre instruya a los que se oponen; por si quizá Dios les dé que se arrepientan, para conocer la verdad;
26 Y se zafen del lazo del diablo, en que están cautivos de él, a su voluntad.
PABLO, apóstol de Jesu Cristo, por la voluntad de Dios según la promesa de la vida, que es en Cristo Jesús,
2 A Timoteo, mi amado hijo: Gracia, misericordia, y paz de Dios el Padre, y de Cristo Jesús nuestro Señor.
3 Doy gracias a Dios, a quien sirvo desde mis mayores con pura conciencia, de que sin cesar tengo memoria de ti en mis oraciones noche y día;
4 Deseando mucho verte, acordándome de tus lágrimas, para que me llene de gozo;
5 Trayendo a la memoria la fe no fingida que está en ti, que habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice; y estoy cierto que en ti también.
6 Por la cual causa te hago recordar a ti, que avives el fuego del don de Dios, que está en ti por la imposición de mis manos.
7 Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino de poder, y de amor, y de dominio propio.
8 Por tanto no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí su prisionero; antes sé partícipe de las aflicciones del evangelio según el poder de Dios,
9 El cual nos ha salvado, y nos ha llamado con santa vocación, no según nuestras obras, mas según su propio propósito, y gracia, la cual nos fue dada en Cristo Jesús, antes de los tiempos eternos;
10 Mas ahora es manifestada por la manifestación de nuestro Salvador Jesu Cristo, el cual verdaderamente destruyó la muerte, y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio:
11 Del cual yo soy puesto predicador, y apóstol, y maestro de los Gentiles.
12 Por cuya causa asimismo padezco estas cosas; mas no me avergüenzo; porque yo sé a quién he creído, y estoy cierto que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
13 Retén firmemente la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en fe y amor que es en Cristo Jesús.
14 Guarda, el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.
15 Ya sabes esto, que se me han vuelto en contrarios todos los que están en Asia; de los cuales son Figello, y Hermógenes.
16 Dé el Señor misericordia a la casa de Onesíforo, que muchas veces me refrigeró, y no se avergonzó de mi cadena:
17 Antes estando él en Roma, me buscó diligentemente, y me halló.
18 Déle el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto me ayudó en Éfeso, tú lo sabes muy bien.