SEÑORES, dad lo que es justo y equitativo a vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Señor en el cielo.
2 Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias:
3 Orando juntamente también por nosotros, que Dios nos abra la puerta de la palabra para hablar el misterio de Cristo, por el cual también yo estoy preso;
4 Para que lo manifieste, como yo debo hablar.
5 Andad en sabiduría para con los de afuera, redimiendo el tiempo.
6 Vuestra palabra sea siempre con gracia, sazonada con sal, que sepáis cómo debéis responder a cada uno.
7 Todo mi estado os hará saber Tíquico, hermano amado, y fiel ministro y consiervo en el Señor:
8 Al cual os he enviado para esto mismo, que conozca vuestro estado, y consuele vuestros corazones;
9 Con Onésimo, amado y fiel hermano, el cual es de vosotros. Os harán saber a vosotros todo lo que acá se hace.
10 Aristarcho, mi compañero en la prisión, os saluda, y Marcos, el sobrino de Bernabé, (acerca del cual habéis recibido mandamientos: si viniere a vosotros, le recibiréis;)
11 Y Jesús que es llamado Justo: los cuales son de la circuncisión. Estos solos son mis colaboradores en el reino de Dios: los cuales me han sido consuelo.
12 Epafras, el cual es de vosotros, siervo de Cristo, os saluda; siempre esforzándose fervientemente por vosotros en oraciones, para que perseveréis perfectos y cumplidos en toda la voluntad de Dios.
13 Que yo le doy testimonio, que tiene gran celo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y ellos en Hierápolis.
14 Os saluda Lucas, el médico amado, y Demas.
15 Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Nimfas, y a la iglesia que está en su casa.
16 Y cuando esta carta fuere leída entre vosotros, haced que también sea leída en la iglesia de los Laodicenses; y la de Laodicea que la leáis también vosotros.
17 Y decid a Arquipo: Mira por el ministerio que tú has recibido en el Señor, para que lo cumplas.
18 La salutación de mi mano, de Pablo. Acordaos de mis prisiones. La gracia sea con vosotros. Amén.
Escrita de Roma a los Colosenses con Tíquico y Onésimo.
PABLO, apóstol de Jesu Cristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo,
2 A los santos y hermanos fieles en Cristo que están en Colosas: Gracia a vosotros y paz de Dios Padre nuestro, y del Señor Jesu Cristo.
3 Damos gracias al Dios y Padre de nuestro Señor Jesu Cristo, orando siempre por vosotros,
4 Habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis para con todos los santos,
5 A causa de la esperanza que os es guardada en el cielo: de la cual habéis oído ya por la palabra verdadera del evangelio;
6 El cual ha llegado a vosotros, como también en todo el mundo; y fructifica, como también en vosotros, desde el día en que oísteis, y conocisteis la gracia de Dios en verdad:
7 Como también habéis aprendido de Epafras, consiervo amado nuestro, el cual es por vosotros fiel ministro de Cristo;
8 El cual también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu.
9 Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad, en toda sabiduría y entendimiento espiritual;
10 Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
11 Fortalecidos con todo poder según la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad con gozo:
12 Dando gracias al Padre que nos hizo idóneos para participar en la herencia de los santos en luz:
13 El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo:
14 En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados:
15 El cual es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda criatura;
16 Porque por él fueron creadas todas las cosas que hay en el cielo, y que hay en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos o dominios, o principados, o potestades: todo fue creado por él, y para él:
17 Y él es antes de todas las cosas; y todas las cosas subsisten por él;
18 Y él es la cabeza del cuerpo, la iglesia: el cual es principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga él la preeminencia.
19 Por cuanto agradó al Padre que en él morase toda plenitud;
20 Y habiendo hecho paz por la sangre de su cruz, reconciliar por él todas las cosas consigo mismo; por él digo, así las cosas que hay en la tierra, como las que hay en el cielo.
21 Y a vosotros, que en otro tiempo erais extraños y enemigos en vuestra mente por las malas obras, ahora empero os ha reconciliado
22 En el cuerpo de su carne por la muerte, para presentaros santos, y sin mancha, e irreprensibles delante de él:
23 Si empero permanecéis en la fe, fundados y firmes, y no seáis movidos de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual fue predicado a toda criatura que está debajo del cielo: del cual yo Pablo soy hecho ministro;
24 Que ahora me regocijo en mis sufrimientos por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia:
25 De la cual soy hecho ministro según la dispensación de Dios, la cual me es dada por vosotros, para que cumpla la palabra de Dios:
26 A saber, el misterio que ha estado escondido de los siglos y de las generaciones, mas ahora ha sido manifestado a sus santos:
27 A los cuales quiso Dios hacer notorias las riquezas de la gloria de este misterio entre los Gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria:
28 A quien nosotros predicamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, para que presentemos a todo hombre perfecto en Cristo Jesús:
29 En lo cual yo también trabajo, combatiendo según la operación de él, la cual obra en mí poderosamente.
PUES si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas que son de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
2 Poned vuestro afecto en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
3 Porque muertos sois, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
4 Cuando apareciere Cristo, que es nuestra vida, entonces vosotros también apareceréis con él en gloria.
5 Haced morir, pues, vuestros miembros que están sobre la tierra; fornicación, inmundicia, afectos desordenados, mala concupiscencia, y avaricia, la cual es idolatría:
6 Por las cuales cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia:
7 En las cuales vosotros también andabais en otro tiempo, cuando vivíais en ellas.
8 Mas ahora, dejad también vosotros todas estas cosas; ira, enojo, malicia, blasfemia, sucias palabras de vuestra boca:
9 No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del hombre viejo con sus hechos;
10 Y habiéndoos vestido del nuevo, el cual es renovado en conocimiento conforme a la imagen de aquel que lo creó:
11 Donde no hay Griego ni Judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni Scyta, siervo ni libre; mas Cristo es el todo y en todo.
12 Vestíos, pues, como los escogidos de Dios, santos, y amados de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad de mente, de mansedumbre, de longanimidad:
13 Soportándoos los unos a los otros, y perdonándoos los unos a los otros, si alguno tuviere queja contra otro: a la manera que Cristo os perdonó, así también vosotros perdonad.
14 Y sobre todas estas cosas vestíos de caridad, la cual es el vínculo de la perfección.
15 Y la paz de Dios reine en vuestros corazones: a la cual asimismo sois llamados en un cuerpo; y sed agradecidos.
16 La palabra de Cristo more en vosotros ricamente en toda sabiduría; enseñándoos, y amonestándoos los unos a los otros con salmos, e himnos, y cánticos espirituales, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor.
17 Y todo lo que hiciereis, en palabra o en obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios y Padre por él.
18 Casadas, sed sujetas a vuestros propios maridos, como conviene en el Señor.
19 Maridos, amad a vuestras esposas, y no seáis amargos contra ellas.
20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo; porque esto agrada al Señor.
21 Padres, no provoquéis a vuestros hijos, para que no se desanimen.
22 Siervos, obedeced en todo a vuestros señores según la carne, no sirviendo al ojo, como los que agradan a los hombres, sino con sencillez de corazón, temiendo a Dios:
23 Y todo lo que hiciereis, hacedlo de corazón, como al Señor, y no a los hombres:
24 Sabiendo que del Señor recibiréis el galardón de la herencia; porque al Señor Cristo servís.
25 Mas el que hace mal, recibirá por el mal que hiciere: y no hay acepción de personas.
PORQUE quiero que sepáis cuán grande conflicto yo tengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro en la carne;
2 Para que sus corazones sean consolados, estando todos unidos en amor, y en todas las riquezas de la plena seguridad del entendimiento, para conocer el misterio de Dios, y del Padre, y de Cristo:
3 En el cual están escondidos todos los tesoros de sabiduría, y de conocimiento.
4 Y esto digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas.
5 Porque aunque esté ausente en la carne, sin embargo, en el espíritu estoy con vosotros, gozándome, y mirando vuestro orden, y la firmeza de vuestra fe en Cristo.
6 Por tanto, como habéis recibido a Cristo Jesús el Señor, así andad en él;
7 Arraigados, y sobreedificados en él, y establecidos en la fe, así como os ha sido enseñado, abundando en ella con acción de gracias.
8 Mirad que nadie os saquee como despojo por filosofía y vano engaño, según la tradición de los hombres, según los elementos del mundo, y no según Cristo:
9 Porque en él mora toda la plenitud de la Divinidad corporalmente;
10 Y en él estáis completos, el cual es cabeza de todo principado y potestad:
11 En el cual también sois circuncidados de circuncisión no hecha por manos, en el despojamiento del cuerpo de los pecados de la carne, con la circuncisión de Cristo:
12 Sepultados juntamente con él en el bautismo, en el cual también resucitasteis con él por la fe de la operación de Dios, que le resucitó de los muertos.
13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados:
14 Rayendo de en contra de nosotros la escritura de las ordenanzas que nos era contraria, quitándola de en medio, y enclavándola en la cruz;
15 Y habiendo despojado a los principados y a las potestades, sacóles a la vergüenza en público, triunfando sobre ellos en ella.
16 Por tanto nadie os juzgue en comida, o en bebida, o con respecto de día de fiesta, o de nueva luna, o en sábados;
17 Que son la sombra de lo por venir; mas el cuerpo es de Cristo.
18 Nadie os defraude de vuestro premio, afectando humildad voluntaria y culto de ángeles, entremetiéndose en las cosas que no ha visto, vanamente hinchado por su mente carnal,
19 Y no teniendo la cabeza, de la cual todo el cuerpo, alimentado y enlazado por las ligaduras y coyunturas, crece con el crecimiento de Dios.
20 Pues si sois muertos con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿Por qué, como que vivieseis en el mundo, os sometéis a decretos:
21 (No manejes, ni gustes, ni toques;
22 Cosas todas que han de perecer con el uso;) según los mandamientos y doctrinas de hombres?
23 Las cuales cosas tienen a la verdad alguna apariencia de sabiduría en culto voluntario, y humildad, y en menosprecio del cuerpo, no en honor alguno para satisfacción de la carne.