Y EL rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y las islas del mar.
2 Y toda la obra de su fortaleza, y de su valor, y la declaración de la grandeza de Mardoqueo, con que el rey le engrandeció, ¿no está escrito en el libro de los anales de los reyes de Media y de Persia?
3 Porque Mardoqueo Judío fue segundo después del rey Asuero, y grande entre los Judíos, y acepto a la multitud de sus hermanos, procurando el bien de su pueblo, y hablando paz para toda su simiente.
Y EN el mes duodécimo, que es el mes de Adar, a trece del mismo, en el que tocaba se ejecutase el mandamiento del rey y su ley, el mismo día en que esperaban los enemigos de los Judíos enseñorearse de ellos, fue lo contrario; porque los Judíos se enseñorearon de los que los aborrecían.
2 Los Judíos se juntaron en sus ciudades en todas las provincias del rey Asuero, para meter mano sobre los que habían procurado su mal: y nadie se puso delante de ellos, porque el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos.
3 Y todos los príncipes de las provincias, y los virreyes, y capitanes, y oficiales del rey, ensalzaban a los Judíos; porque el temor de Mardoqueo había caído sobre ellos.
4 Porque Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama iba por todas las provincias; pues el varón Mardoqueo iba engrandeciéndose.
5 E hirieron los Judíos a todos sus enemigos con plaga de espada, y de mortandad, y de perdición; e hicieron en sus enemigos a su voluntad.
6 Y en Susán capital del reino, mataron y destruyeron los Judíos a quinientos hombres.
7 Mataron entonces a Parsandata, y a Dalfón, y a Aspata,
8 Y a Porata y a Ahalía, y a Aridata,
9 Y a Parmasta, y a Arisai, y a Aridai, y a Vaizata,
10 Diez hijos de Amán hijo de Amadata, enemigo de los Judíos: mas en la presa no metieron su mano.
11 El mismo día vino la cuenta de los muertos en Susán residencia regia, delante del rey.
12 Y dijo el rey a la reina Ester: En Susán, capital del reino, han muerto los Judíos y destruído a quinientos hombres, y a diez hijos de Amán; ¿qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál pues es tu petición, y te será concedida? ¿o qué más es tu demanda, y será hecho?
13 Y respondió Ester: Si place al rey, concédase también mañana a los Judíos en Susán, que hagan conforme a la ley de hoy; y que cuelguen en la horca a los diez hijos de Amán.
14 Y mandó el rey que se hiciese así: y dióse la orden en Susán, y colgaron a los diez hijos de Amán.
15 Y los Judíos que estaban en Susán, se juntaron también el catorce del mes de Adar, y mataron en Susán trescientos hombres: mas en la presa no metieron su mano.
16 En cuanto a los otros Judíos que estaban en las provincias del rey, también se juntaron y pusiéronse en defensa de su vida, y tuvieron reposo de sus enemigos, y mataron de sus contrarios setenta y cinco mil; mas en la presa no metieron su mano.
17 En el día trece del mes de Adar fue esto; y reposaron en el día catorce del mismo, e hiciéronlo día de banquete y de alegría.
18 Mas los Judíos que estaban en Susán se juntaron en el trece y en el catorce del mismo mes; y al quince del mismo reposaron, e hicieron aquel día día de banquete y de regocijo.
19 Por tanto los Judíos aldeanos que habitan en las villas sin muro, hacen a los catorce del mes de Adar el día de alegría y de banquete, y buen día, y de enviar porciones cada uno a su vecino.
20 Y escribió Mardoqueo estas cosas, y envió letras a todos los Judíos que estaban en todas las provincias del rey Asuero, cercanos y distantes,
21 Ordenándoles que celebrasen el día décimocuarto del mes de Adar, y el décimoquinto del mismo, cada un año,
22 Como días en que los Judíos tuvieron reposo de sus enemigos, y el mes que se les tornó de tristeza en alegría, y de luto en día bueno; que los hiciesen días de banquete y de gozo, y de enviar porciones cada uno a su vecino, y dádivas a los pobres.
23 Y los Judíos aceptaron hacer, según habían comenzado, lo que les escribió Mardoqueo.
24 Porque Amán hijo de Amadata, Agageo, enemigo de todos los Judíos, había ideado contra los Judíos para destruirlos, y echó Pur, que quiere decir suerte, para consumirlos y acabar con ellos.
25 Mas como Ester vino a la presencia del rey, él intimó por carta: El perverso designio que aquél trazó contra los Judíos, recaiga sobre su cabeza; y cuélguenlo a él y a sus hijos en la horca.
26 Por esto llamaron a estos días Purim, del nombre Pur. Por todas las palabras pues de esta carta, y por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que llegó a su noticia,
27 Establecieron y tomaron los Judíos sobre sí, y sobre su simiente, y sobre todos los allegados a ellos, y no será traspasado, el celebrar estos dos días según está escrito en orden a ellos, y conforme a su tiempo cada un año;
28 Y que estos dos días serían en memoria, y celebrados en todas las naciones, y familias, y provincias, y ciudades. Estos días de Purim no pasarán de entre los Judíos, y la memoria de ellos no cesará de su simiente.
29 Y la reina Ester hija de Abihail, y Mardoqueo Judío, escribieron con toda autoridad, para confirmar esta segunda carta de Purim.
30 Y envió Mardoqueo letras a todos los Judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de verdad,
31 Para confirmar estos días de Purim en sus tiempos señalados, según les había constituído Mardoqueo Judío y la reina Ester, y como habían ellos tomado sobre sí y sobre su simiente, para conmemorar el fin de los ayunos y de su clamor.
32 Y el mandamiento de Ester confirmó estas palabras dadas acerca de Purim, y escribióse en el libro.
EL mismo día dio el rey Asuero a la reina Ester la casa de Amán enemigo de los Judíos; y Mardoqueo vino delante del rey, porque Ester le declaró lo que era respecto de ella.
2 Y quitóse el rey su anillo que había vuelto a tomar de Aman, y diólo a Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo sobre la casa de Amán.
3 Volvió luego Ester a hablar delante del rey, y echóse a sus pies, llorando y rogándole que hiciese nula la maldad de Amán Agageo, y su designio que había formado contra los Judíos.
4 Entonces extendió el rey a Ester el cetro de oro, y Ester se levantó, y púsose en pie delante del rey.
5 Y dijo: Si place al rey, y si he hallado gracia delante de él, y si la cosa es recta delante del rey, y agradable yo en sus ojos, sea escrito para revocar las letras del designio de Amán hijo de Amadata Agageo, que escribió para destruir a los Judíos que están en todas las provincias del rey.
6 Porque ¿cómo podré yo ver el mal que alcanzará a mi pueblo? ¿cómo podré yo ver la destrucción de mi nación?
7 Y respondió el rey Asuero a la reina Ester, y a Mardoqueo Judío: He aquí yo he dado a Ester la casa de Amán, y a él han colgado en la horca, por cuanto extendió su mano contra los Judíos.
8 Escribid pues vosotros a los Judíos como bien os pareciere en el nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque la escritura que se escribe en nombre del rey, y se sella con el anillo del rey, no es para revocarla.
9 Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes tercero, que es Siván, a veintitrés del mismo; y escribióse conforme a todo lo que mandó Mardoqueo, a los Judíos, y a los sátrapas, y a los capitanes, y a los príncipes de las provincias que había desde la India hasta la Etiopía, ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escribir, y a cada pueblo conforme a su lengua, a los Judíos también conforme a su escritura y lengua.
10 Y escribió en nombre del rey Asuero, y selló con el anillo del rey, y envió letras por correos de a caballo, montados en dromedarios, y en mulos hijos de yeguas;
11 Con intimación de que el rey concedía a los Judíos que estaban en todas las ciudades, que se juntasen y estuviesen a la defensa de su vida, prontos a destruir, y matar, y acabar con todo ejército de pueblo o provincia que viniese contra ellos, aun niños y mujeres, y su despojo para presa,
12 En un mismo día en todas las provincias del rey Asuero, en el trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar.
13 La copia de la escritura que había de darse por ordenanza en cada provincia, para que fuese manifiesta a todos los pueblos, decía que los Judíos estuviesen apercibidos para aquel día, para vengarse de sus enemigos.
14 Los correos pues, cabalgando en dromedarios y en mulos, salieron apresurados y constreñidos por el mandamiento del rey: y la ley fue dada en Susán capital del reino.
15 Y salió Mardoqueo de delante del rey con vestido real de cárdeno y blanco, y una gran corona de oro, y un manto de lino y púrpura: y la ciudad de Susán se alegró y regocijó.
16 Los Judíos tuvieron luz y alegría, y gozo y honra.
17 Y en cada provincia y en cada ciudad donde llegó el mandamiento del rey, los Judíos tuvieron alegría y gozo, banquete y día de placer. Y muchos de los pueblos de la tierra se hacían Judíos, porque el temor de los Judíos había caído sobre ellos.
VINO pues el rey con Amán a beber con la reina Ester.
2 Y también el segundo día dijo el rey a Ester en el convite del vino: ¿Cuál es tu petición, reina Ester, y se te concederá? ¿Cuál es pues tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, pondráse por obra.
3 Entonces la reina Ester respondió y dijo: Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi petición, y mi pueblo por mi demanda.
4 Porque vendidos estamos yo y mi pueblo, para ser destruídos, para ser muertos y exterminados. Y si para siervos y siervas fuéramos vendidos, callárame, bien que el enemigo no compensara el daño del rey.
5 Y respondió el rey Asuero, y dijo a la reina Ester: ¿Quién es, y dónde está, aquél a quien ha henchido su corazón para obrar así?
6 Y Ester dijo: El enemigo y adversario es este malvado Amán. Entonces se turbó Amán delante del rey y de la reina.
7 Levantóse luego el rey del banquete del vino en su furor, y se fue al huerto del palacio: y quedóse Amán para procurar de la reina Ester por su vida; porque vio que estaba resuelto para él el mal de parte del rey.
8 Volvió después el rey del huerto del palacio al aposento del banquete del vino, y Amán había caído sobre el lecho en que estaba Ester. Entonces dijo el rey: ¿También para forzar la reina, estando conmigo en casa? Como esta palabra salió de la boca del rey, el rostro de Amán fue cubierto.
9 Y dijo Harbona, uno de los eunucos de delante del rey: He aquí también la horca de cincuenta codos de altura que hizo Amán para Mardoqueo, el cual había hablado bien por el rey, está en casa de Amán. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella.
10 Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho aparejar para Mardoqueo; y apaciguóse la ira del rey.
AQUELLA noche se le fue el sueño al rey, y dijo que le trajesen el libro de las memorias de las cosas de los tiempos: y leyéronlas delante del rey.
2 Y hallóse escrito que Mardoqueo había denunciado de Bigtán y de Teres, dos eunucos del rey, de la guarda de la puerta, que habían procurado meter mano en el rey Asuero.
3 Y dijo el rey: ¿Qué honra o que distinción se hizo a Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores del rey, sus oficiales: Nada se ha hecho con él.
4 Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? Y Amán había venido al patio de afuera de la casa del rey, para decir al rey que hiciese colgar a Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada.
5 Y los servidores del rey le respondieron: He aquí Amán está en el patio. Y el rey dijo: Entre.
6 Entró pues Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey hacer honra más que a mí?
7 Y respondió Amán al rey: Al varón cuya honra desea el rey,
8 Traigan el vestido real de que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza;
9 Y den el vestido y el caballo en mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y vistan a aquel varón cuya honra desea el rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y pregonen delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey.
10 Entonces el rey dijo a Amán: Date priesa, toma el vestido y el caballo, como tú has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta del rey; no omitas nada de todo lo que has dicho.
11 Y Amán tomó el vestido y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y llevólo a caballo por la plaza de la ciudad, e hizo pregonar delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey.
12 Después de esto Mardoqueo se volvió a la puerta del rey, y Amán se fue corriendo a su casa, apesadumbrado y cubierta su cabeza.
13 Contó luego Amán a Zeres su mujer, y a todos sus amigos, todo lo que le había acontecido: y dijéronle sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la simiente de los Judíos es el Mardoqueo, delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás; antes caerás por cierto delante de él.
14 Aún estaban ellos hablando con él, cuando los eunucos del rey llegaron apresurados, para hacer venir a Amán al banquete que Ester había dispuesto.
Y ACONTECIÓ que al tercer día se vistió Ester su vestido real, y púsose en el patio de adentro de la casa del rey, enfrente del aposento del rey: y estaba el rey sentado en su solio regio en el aposento real, enfrente de la puerta del aposento.
2 Y fue que, como vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella obtuvo gracia en sus ojos; y el rey extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces se llegó Ester, y tocó la punta del cetro.
3 Y dijo el rey: ¿Qué tienes, reina Ester? ¿y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino, se te dará.
4 Y Ester dijo: Si al rey place, venga hoy el rey con Amán al banquete que le he hecho.
5 Y respondió el rey: Daos priesa, llamad a Amán, para hacer lo que Ester ha dicho. Vino pues el rey con Amán al banquete que Ester dispuso.
6 Y dijo el rey a Ester en el banquete del vino: ¿Cuál es tu petición, y te será otorgada? ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será concedida.
7 Entonces respondió Ester, y dijo: Mi petición y mi demanda es:
8 Si he hallado gracia en los ojos del rey, y si place al rey otorgar mi petición y hacer mi demanda, que venga el rey con Amán al banquete que les dispondré; y mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado.
9 Y salió Amán aquel día contento y alegre de corazón; pero como vio a Mardoqueo a la puerta del rey, que no se levantaba ni se movía de su lugar, llenóse contra Mardoqueo de ira.
10 Mas refrenóse Amán, y vino a su casa, y envió, e hizo venir sus amigos, y a Zeres su mujer.
11 Y refirióles Amán la gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y todas las cosas con que el rey le había engrandecido, y con que le había ensalzado sobre los príncipes y siervos del rey.
12 Y añadió Amán: También la reina Ester a ninguno hizo venir con el rey al banquete que ella dispuso, sino a mí: y aun para mañana soy convidado de ella con el rey.
13 Mas todo esto nada me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey.
14 Y díjole Zeres su mujer, y todos sus amigos: Hagan una horca alta de cincuenta codos, y mañana di al rey que cuelguen a Mardoqueo en ella; y entra con el rey al banquete alegre. Y plugó la cosa en los ojos de Amán, e hizo preparar la horca.
LUEGO que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, y vistióse de saco y de ceniza, y fuese por medio de la ciudad clamando con grande y amargo clamor.
2 Y vino hasta delante de la puerta del rey: porque no era lícito pasar adentro de la puerta del rey con vestido de saco.
3 Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los Judíos grande luto, y ayuno, y lloro, y lamentación: saco y ceniza era la cama de muchos.
4 Y vinieron las doncellas de Ester y sus eunucos, y dijéronselo: y la reina tuvo gran dolor, y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el saco de sobre él; mas él no los recibió.
5 Entonces Ester llamó a Atac, uno de los eunucos del rey, que él había hecho estar delante de ella, y mandólo a Mardoqueo, con orden de saber qué era aquello, y por qué.
6 Salió pues Atac a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad que estaba delante de la puerta del rey.
7 Y Mardoqueo le declaró todo lo que le había acontecido, y dióle noticia de la plata que Amán había dicho que pesaría para los tesoros del rey por razón de los Judíos, para destruirlos.
8 Dióle también la copia de la escritura del decreto que había sido dado en Susán para que fuesen destruídos, a fin de que la mostrara a Ester y se lo declarase, y le encargara que fuese al rey a suplicarle, y a pedir delante de él por su pueblo.
9 Y vino Atac, y contó a Ester las palabras de Mardoqueo.
10 Entonces Ester dijo a Atac, y mandóle decir a Mardoqueo:
11 Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey saben, que cualquier hombre o mujer que entra al rey al patio de adentro sin ser llamado, por una sola ley ha de morir: salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá: y yo no he sido llamada para entrar al rey estos treinta días.
12 Y dijeron a Mardoqueo las palabras de Ester.
13 Entonces dijo Mardoqueo que respondiesen a Ester: No pienses en tu alma, que escaparás en la casa del rey más que todos los Judíos:
14 Porque si absolutamente callares en este tiempo, respiro y libertación tendrán los Judíos de otra parte; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si has llegado al reino, para un tiempo como este?
15 Y Ester dijo que respondiesen a Mardoqueo:
16 Ve, y junta a todos los Judíos que se hallan en Susán, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche ni día: yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y así entraré al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.
17 Entonces se fue Mardoqueo, e hizo conforme a todo lo que le mandó Ester.
DESPUÉS de estas cosas, el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Amadata Agageo, y ensalzólo, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él.
2 Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey, se arrodillaban e inclinaban a Amán, porque así se lo había mandado el rey; pero Mardoqueo, ni se arrodillaba ni se humillaba.
3 Y los siervos del rey que estaban a la puerta, dijeron a Mardoqueo: ¿Por qué traspasas el mandamiento del rey?
4 Y aconteció que, hablándole cada día de esta manera, y no escuchándolos él, denunciáronlo a Amán, por ver si las palabras de Mardoqueo se mantendrían; porque ya él les había declarado que era Judío.
5 Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y llenóse de ira.
6 Mas tuvo en poco meter mano en solo Mardoqueo; que ya le había declarado el pueblo de Mardoqueo: y procuró Amán destruir a todos los Judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo.
7 En el mes primero, que es el mes de Nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, fue echada Pur, esto es, la suerte, delante de Amán, de día en día y de mes en mes; y salió el mes duodécimo, que es el mes de Adar.
8 Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y dividido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no observan las leyes del rey; y al rey no viene provecho de dejarlos.
9 Si place al rey, escríbase que sean destruídos; y yo pesaré diez mil talentos de plata en manos de los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey.
10 Entonces el rey quitó su anillo de su mano, y diólo a Amán hijo de Amadata Agageo, enemigo de los Judíos,
11 Y díjole: La plata propuesta sea para ti, y asimismo el pueblo, para que hagas de él lo que bien te pareciere.
12 Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, a trece del mismo, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los príncipes del rey, y a los capitanes que estaban sobre cada provincia, y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua: en nombre del rey Asuero fue escrito, y signado con el anillo del rey.
13 Y fueron enviadas letras por mano de los correos a todas las provincias del rey, para destruir, y matar, y exterminar a todos los Judíos, desde el niño hasta el viejo, niños y mujeres en un día, en el trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y para apoderarse de su despojo.
14 La copia del escrito que se diese por mandamiento en cada provincia, fue publicada a todos los pueblos, a fin de que estuviesen apercibidos para aquel día.
15 Y salieron los correos de priesa por mandato del rey, y el edicto fue dado en Susán capital del reino. Y el rey y Amán estaban sentados a beber, y la ciudad de Susán estaba conmovida.
PASADAS estas cosas, sosegada ya la ira del rey Asuero, acordóse de Vasti, y de lo que hizo, y de lo que fue sentenciado contra ella.
2 Y dijeron los criados del rey, sus oficiales: Busquen al rey mozas vírgenes de buen parecer;
3 Y ponga el rey personas en todas las provincias de su reino, que junten todas las mozas vírgenes de buen parecer en Susán residencia regia, en la casa de las mujeres, al cuidado de Hegai, eunuco del rey, guarda de las mujeres, dándoles sus atavíos;
4 Y la moza que agradare a los ojos del rey, reine en lugar de Vasti. Y la cosa plugo en ojos del rey, e hízolo así.
5 Había un varón Judío en Susán residencia regia, cuyo nombre era Mardoqueo, hijo de Jair, hijo de Simi, hijo de Cis, del linaje de Benjamín;
6 El cual había sido trasportado de Jerusalem con los cautivos que fueron llevados con Jeconías rey de Judá, a quien hizo trasportar Nabucodonosor rey de Babilonia.
7 Y había criado a Hadasa, que es Ester, hija de su tío, porque no tenía padre ni madre; y era moza de hermosa forma y de buen parecer; y como su padre y su madre murieron, Mardoqueo la había tomado por hija suya.
8 Sucedió pues, que como se divulgó el mandamiento del rey y su acuerdo, y siendo reunidas muchas mozas en Susán residencia regia, a cargo de Hegai, fue tomada también Ester para casa del rey, al cuidado de Hegai, guarda de las mujeres.
9 Y la moza agradó en sus ojos, y halló gracia delante de él; por lo que hizo darle prestamente sus atavíos y sus raciones, dándole también siete convenientes doncellas de la casa del rey; y pasóla con sus doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres.
10 Ester no declaró su pueblo ni su nacimiento; porque Mardoqueo le había mandado que no lo declarase.
11 Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de la casa de las mujeres, por saber cómo iba a Ester, y qué se hacía de ella.
12 Y como llegaba el tiempo de cada una de las mozas para venir al rey Asuero, al cabo de haber estado ya doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres (porque así se cumplía el tiempo de sus atavíos, esto es, seis meses con óleo de mirra, y seis meses con cosas aromáticas y afeites de mujeres),
13 Entonces la moza venía así al rey: todo lo que ella decía se le daba, para venir con ello de la casa de las mujeres hasta la casa del rey.
14 Ella venía a la tarde, y a la mañana se volvía a la casa segunda de las mujeres, al cargo de Saasgaz eunuco del rey, guarda de las concubinas: no venía más al rey, salvo si el rey la quería, y era llamada por nombre.
15 Y llegado que fue el tiempo de Ester, hija de Abihail tío de Mardoqueo, que él se había tomado por hija, para venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que dijo Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres: y ganaba Ester la gracia de todos los que la veían.
16 Fue pues Ester llevada al rey Asuero a su casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado.
17 Y el rey amó a Ester sobre todas las mujeres, y halló gracia y benevolencia delante de él más que todas las vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, e hízola reina en lugar de Vasti.
18 Hizo luego el rey gran banquete a todos sus príncipes y siervos, el banquete de Ester; y alivió a las provincias, e hizo y dio mercedes conforme a la facultad real.
19 Y cuando se juntaban las vírgenes la segunda vez, Mardoqueo estaba puesto a la puerta del rey.
20 Y Ester, según le tenía mandado Mardoqueo, no había declarado su nación ni su pueblo; porque Ester hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando con él se educaba.
21 En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, enojáronse Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, y procuraban poner mano en el rey Asuero.
22 Mas entendido que fue esto por Mardoqueo, él lo denunció a la reina Ester, y Ester lo dijo al rey en nombre de Mardoqueo.
23 Hízose entonces indagación de la cosa, y fue hallada cierta; por tanto, entrambos fueron colgados en una horca. Y escribióse el caso en el libro de las cosas de los tiempos delante del rey.
Y ACONTECIÓ en los días de Asuero, (el Asuero que reinó desde la India hasta la Etiopía sobre ciento veinte y siete provincias,)
2 Que en aquellos días, asentado que fue el rey Asuero en la silla de su reino, la cual estaba en Susán capital del reino,
3 En el tercer año de su reinado hizo banquete a todos sus príncipes y siervos, teniendo delante de él la fuerza de Persia y de Media, gobernadores y príncipes de provincias,
4 Para mostrar él las riquezas de la gloria de su reino, y el lustre de la magnificencia de su poder, por muchos días, ciento y ochenta días.
5 Y cumplidos estos días, hizo el rey banquete por siete días en el patio del huerto del palacio real a todo el pueblo, desde el mayor hasta el menor que se halló en Susán capital del reino.
6 El pabellón era de blanco, verde, y cárdeno, tendido sobre cuerdas de lino y púrpura en sortijas de plata y columnas de mármol: los reclinatorios de oro y de plata, sobre losado de pórfido y de mármol, y de alabastro y de jacinto.
7 Y daban a beber en vasos de oro, y vasos diferentes unos de otros, y mucho vino real, conforme a la facultad del rey.
8 Y la bebida fue según esta ley: Que nadie constriñese; porque así lo había mandado el rey a todos los mayordomos de su casa; que se hiciese según la voluntad de cada uno.
9 Asimismo la reina Vasti hizo banquete de mujeres, en la casa real del rey Asuero.
10 El séptimo día, estando el corazón del rey alegre del vino, mandó a Mehumán, y a Bizta, y a Harbona, y a Bigta, y a Abagta, y a Zetar, y a Carcas, siete eunucos que servían delante del rey Asuero,
11 Que trajesen a la reina Vasti delante del rey con la corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su hermosura; porque era linda de aspecto.
12 Mas la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey, enviada por mano de los eunucos; y enojóse el rey muy mucho, y encendióse en él su ira.
13 Preguntó entonces el rey a los sabios que sabían los tiempos, (porque así era la costumbre del rey para con todos los que sabían la ley y el derecho;
14 Y estaban junto a él, Carsena, y Setar, y Admata, y Tarsis, y Meres, y Marsena, y Memucán, siete príncipes de Persia y de Media que veían la cara del rey, y se sentaban los primeros del reino:)
15 Qué se había de hacer según la ley con la reina Vasti, por cuanto no había cumplido la orden del rey Asuero, enviada por mano de los eunucos.
16 Y dijo Memucán delante del rey y de los príncipes: No solamente contra el rey ha pecado la reina Vasti, sino contra todos los príncipes, y contra todos los pueblos que hay en todas las provincias del rey Asuero.
17 Porque este hecho de la reina pasará a noticia de todas las mujeres, para hacerles tener en poca estima a sus maridos, diciendo: El rey Asuero mandó traer delante de sí a la reina Vasti, y ella no vino.
18 Y entonces dirán esto las señoras de Persia y de Media que oyeren el hecho de la reina, a todos los príncipes del rey: y habrá mucho menosprecio y enojo.
19 Si parece bien al rey, salga mandamiento real delante de él, y escríbase entre las leyes de Persia y de Media, y no sea traspasado: Que no venga más Vasti delante del rey Asuero: y dé el rey su reino a su compañera que sea mejor que ella.
20 Y el mandamiento que hará el rey será oído en todo su reino, aunque es grande, y todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor.
21 Y plugo esta palabra en ojos del rey y de los príncipes, e hizo el rey conforme al dicho de Memucán;
22 Pues envió letras a todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su escribir, y a cada pueblo conforme a su lenguaje, diciendo que todo hombre fuese señor en su casa; y háblese esto según la lengua de su pueblo.