PORQUE he aquí, viene el día ardiente como un horno; y todos los soberbios, y todos los que hacen maldad, serán estopa; y aquel día que vendrá, los abrasará, ha dicho el SEÑOR de los ejércitos, el cual no les dejará ni raíz ni rama.
2 Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación: y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.
3 Y hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día que yo hago, ha dicho el SEÑOR de los ejércitos.
4 Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.
5 He aquí, yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día del SEÑOR grande y terrible.
6 Él convertirá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres: no sea que yo venga, y con destrucción hiera la tierra.
HE aquí, yo enviaré mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí: y repentinamente vendrá a su templo el SEÑOR a quien buscáis; es decir, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho el SEÑOR de los ejércitos.
2 ¿Y quién podrá sufrir el tiempo de su venida? o ¿quién podrá estar cuando él se mostrará? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.
3 Y sentarse ha para afinar y limpiar la plata: porque limpiará los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata; y ofrecerán al SEÑOR ofrenda con justicia.
4 Y será suave al SEÑOR la ofrenda de Judá y de Jerusalem, como en los días pasados, y como en los años antiguos.
5 Y llegarme he a vosotros a juicio: y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros; y contra los que juran mentira, y los que detienen el salario del jornalero, de la viuda, y del huérfano, y los que hacen agravio al extranjero, no teniendo temor de mí, dice el SEÑOR de los ejércitos.
6 Porque yo el SEÑOR, no me mudo; y así vosotros, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Tornaos a mí, y yo me tornaré a vosotros, ha dicho el SEÑOR de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de tornar?
8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? Los diezmos y las primicias.
9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
10 Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el SEÑOR de los ejércitos, si no os abriré las ventanas del cielo, y vaciaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
11 Increparé también por vosotros al devorador, y no os corromperá el fruto de la tierra; ni vuestra vid en el campo abortará, dice el SEÑOR de los ejércitos.
12 Y todas las gentes os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice el SEÑOR de los ejércitos.
13 Vuestras palabras han prevalecido contra mí, dice el SEÑOR. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra tí?
14 Habéis dicho: Por demás es servir a Dios: ¿Y qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos tristes delante del SEÑOR de los ejércitos?
15 Decimos pues ahora, que bienaventurados los soberbios, y también que los que hacen impiedad son los prosperados: bien que tentaron a Dios, escaparon.
16 Entonces los que temen al SEÑOR hablaron cada uno a su compañero; y el SEÑOR escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen al SEÑOR, y para los que piensan en su nombre.
17 Y serán para mí especial tesoro, ha dicho el SEÑOR de los ejércitos, en el día que yo tengo de hacer: y perdonarélos como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.
18 Entonces os tornaréis, y echaréis de ver la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.
AHORA pues, oh sacerdotes, a vosotros es este mandamiento.
2 Si no oyereis, y si no acordareis dar gloria a mi nombre, ha dicho el SEÑOR de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he maldecido, porque no lo ponéis en vuestro corazón.
3 He aquí, yo os daño la sementera, y esparciré el estiércol sobre vuestros rostros, el estiércol de vuestras solemnidades, y con él seréis removidos.
4 Y sabréis que yo os envié este mandamiento, para que fuese mi pacto con Leví, ha dicho el SEÑOR de los ejércitos.
5 Mi pacto fue con él de vida y de paz, las cuales cosas yo le dí por el temor; porque me temió, y delante de mi nombre estuvo humillado.
6 La Ley de verdad estuvo en su boca, e iniquidad no fue hallada en sus labios: en paz y en justicia anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la iniquidad.
7 Porque los labios de los sacerdotes han de guardar el conocimiento, y de su boca buscarán la ley; porque mensajero es del SEÑOR de los ejércitos.
8 Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido el pacto de Leví, dice el SEÑOR de los ejércitos.
9 Por tanto, yo también os torné viles y bajos a todo el pueblo, según que vosotros no habéis guardado mis caminos, y en la ley tenéis acepción de personas.
10 ¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué menospreciaremos cada uno a su hermano, quebrantando el pacto de nuestros padres?
11 Prevaricó Judá, y en Israel y en Jerusalem ha sido cometida abominación; porque Judá ha profanado la santidad del SEÑOR que amó, y casádose con hija de dios extraño.
12 El SEÑOR talará de las tiendas de Jacob al hombre que hiciere esto, al que vela, y al que responde, y al que ofrece presente al SEÑOR de los ejércitos.
13 Y esta otra vez haréis cubrir el altar del SEÑOR de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a presente, para aceptarlo con gusto de vuestra mano.
14 Mas diréis: ¿Por qué? Porque el SEÑOR ha atestiguado entre tí y la mujer de tu mocedad, contra la cual tú has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto.
15 Pues qué ¿No hizo él uno solo aunque tenía la abundancia del espíritu? ¿Y por qué uno? Para que procurara una simiente de Dios. Guardaos pues en vuestros espíritus, y contra la mujer de vuestra mocedad no seáis desleales.
16 Porque el SEÑOR, el Dios de Israel ha dicho que él aborrece que sea repudiada; y cubra la iniquidad con su vestido, dijo el SEÑOR de los ejércitos. Guardaos pues en vuestros espíritus, y no seáis desleales.
17 Habéis hecho cansar al SEÑOR con vuestras palabras. Y diréis: ¿En qué le hemos cansado? Cuando decís: Cualquiera que mal hace agrada al SEÑOR, y en los tales toma contentamiento: de otra manera, ¿Dónde está el Dios de juicio?
CARGA de la palabra del SEÑOR contra Israel, por mano de Malaquías.
2 Yo os he amado, dice el SEÑOR; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob, dice el SEÑOR, y amé a Jacob,
3 Y a Esaú aborrecí, y torné sus montes en asolamiento, y su posesión para los dragones del desierto?
4 Cuando Edom dijere: Nos hemos empobrecido, mas tornemos a edificar lo arruinado; así ha dicho el SEÑOR de los ejércitos: Ellos edificarán, y yo destruiré: y les llamarán provincia de impiedad, y pueblo contra quien el SEÑOR se airó para siempre.
5 Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea el SEÑOR engrandecido sobre la provincia de Israel.
6 El hijo honra al padre, y el siervo a su señor: si pues soy yo padre, ¿Qué es de mi honra? y si soy señor, ¿qué es de mi temor?, dice el SEÑOR de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?
7 Que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos amancillado? En que decís: La mesa del SEÑOR es despreciable.
8 Y cuando ofrecéis el animal ciego para sacrificar, ¿No es malo? asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo pues a tu príncipe: ¿acaso se agradará de tí, o le serás acepto? dice el SEÑOR de los ejércitos.
9 Ahora pues, orad a la faz de Dios que tenga piedad de nosotros: esto de vuestra mano vino: ¿Le seréis agradables? dice el SEÑOR de los ejércitos.
10 ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no recibo contentamiento en vosotros, dice el SEÑOR de los ejércitos, ni de vuestra mano me será agradable el presente.
11 Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las gentes; y en todo lugar se ofrece a mi nombre perfume, y ofrenda pura: porque grande es mi nombre entre las gentes, dice el SEÑOR de los ejércitos.
12 Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa del SEÑOR; y cuando hablan que su alimento es despreciable.
13 Habéis además dicho: ¡Oh qué trabajo! y lo desechasteis, dice el SEÑOR de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Seráme acepto eso de vuestra mano? dice el SEÑOR.
14 Maldito el engañoso, que tiene macho en su rebaño, y promete, y sacrifica lo dañado al SEÑOR: porque yo soy Gran Rey, dice el SEÑOR de los ejércitos, y mi nombre es formidable entre las gentes.